Sociedad.

Marcos Juárez

“Para que se pueda dar la lectoescritura en un niño, no hay apurarlo”

En base a los datos y falencias del sistema educativo, la psicóloga Rocio Dalesio (MP 11008) habló sobre la lectoescritura y que representa una pérdida en el niño, basada en la separación del adulto. En ese proceso que se ha retrasado por la pandemia y la falta de contacto con el docente, hay que acompañarlo.

12-05-2023
  • Rocío Dalesio - educación

45% de alumnos de tercer grado tienen problemas de lectocomprensión
            
A partir de los datos recabados por el Observatorio Argentinos por la Educación, 45% de alumnas y alumnos de 3° grado tienen problemas de lectocomprensión, en donde, casi uno de cada dos estudiantes de 3° grado no alcanza el nivel mínimo de lectura; conversamos con la psicóloga Rocio Dalesio (MP 11008)

Expresó al respecto: “Son datos muy preocupantes. Se están observando datos muy ambiguos, nos han pasado y nos viene pasando este último tiempo muchas cosas que intervienen en el medio de este aprendizaje que son cuestiones fundamentales, emocionales y psicológicas que para que se pueda dar la lectoescritura en un niño no hay apurarlo. En segundo punto la lectoescritura representa para un niño una pérdida, porque cuando empieza a leer o escribir implica una separación del adulto”. 

Hay muchas reacciones que un niño puede generar con angustia y hay muchas por qué no sabe escribir, ya que empiezan a presentar síntomas al omitir alguna letra, no pueden leer todo junto o no pueden leer de corrido. “Son todos síntomas de la época que estamos viviendo”. 

1 de cada 10 alcanza el nivel más alto de lectura

En contraparte, sólo uno de cada diez alumnos alcanza el nivel más alto de lectura en nuestro país. “El contexto ha retrasado que los niños hagan lectoescritura. Hemos atravesado una pandemia que muchos de estos chicos que están en tercer grado, hoy han tenido que aprender a leer desde sus casas porque el encuentro con el docente no estuvo presente. Los adultos lo sufrieron, hicieron lo que pudieron. También es un elemento muy importante para que un adulto pueda compartir tiempo con sus hijos”.

“Los adultos en esta época hemos dejado de leer mucho y los niños aprenden más con tutoriales, lo audiovisual”.

La recomendación que brinda la profesional es no apurarlos y acompañarlos en el aprendizaje, ya que la lecto escritura no se aprende de manera fugaz. “Hoy se ha perdido mucho, y a veces lo de un síntoma de un niño en la lectoescritura, es un freno a las familias de ver cuánto tiempo se le está dedicando al acompañamiento. Hay mucho en la relación adulto afectivo, porque uno puede mandar a un niño a la maestra particular o espacios de apoyo pero el lazo afectivo es esencial para aprender la lecto escritura. Muchas veces con el trajín diario de las exigencias, no nos damos esos tiempos para que tengan ese momento para leer juntos”. 

Respetar el proceso de compresión

Darle espacio a las reflexiones que tenga el niño sobre lo que leyó. “El proceso de la compresión es un estadío que se da luego de incorporar la lecto escritura, primero escribir para poder entender y mucho del entendimiento se da a partir de las reflexiones. Son espacios y tiempos que muchas veces hoy no se tienen, pero que son muy importantes y hay que repensar por qué no los tenemos”.

Accionar del sistema educativo

Es contraproducente por parte del sistema dejar pasar de grado al alumno que no aprendió. “Lo que más cuesta de las lectoescrituras es dejar el lenguaje. No sé si han escuchado que un niño sigue comunicándose en base a cómo se comunica con sus padres, que hacen un lenguaje de nombrar las cosas distinto y eso es lo que más cuesta; cuando solo los padres entienden al niño, que esto con la escuela lo perdía más fácilmente”. 

Sobre la recarga horaria escolar: “Hay poco espacio y poco tiempo para que los niños jueguen. La solución no es que pase más cantidad de horas sino pensarlo con todo lo que tenga que ver con la economía de nuestro país y que demande más a los padres a generar más horas de trabajo para llegar a fin de mes. Eso implica que los padres estén menos con los niños por una cuestión de necesidad”.

“Me parece que la cuestión va por establecer políticas de calidad para que los chicos puedan superar estas contingencias que estamos viviendo”, concluyó.

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