José Ignacio Defagot es el nuevo párroco de la parroquia La Asunción.

El padre es oriundo de Villa María y tiene 49 años. Cuando terminó el secundario en Córdoba, regresó a su ciudad natal y se insertó en la vida de una parroquia. Su familia siempre fue creyente.

“Siempre tuve la idea de profesar”. Sin embargo, realizó dos años de la carrera de contador hasta que se dio cuenta que no le gustaba. En ese período, empezó a participar en la iglesia como una opción personal. 

“Allí descubrí la vocación de ser cristiano”, puesto que con distintos jóvenes participaban en la comunidad, visitaban los barrios más periféricos de la ciudad y se vinculaban con el sentimiento de pobreza. 

“Cuando me encontré con la vida del otro, la necesidad del otro me cuestiono en qué lugar ocupa toda esta gente en mi vida que en el fondo, yo era alguien muy individualista. En ese mismo grupo de jóvenes teníamos cuestionamientos”.

Cuando tenía 19 o 20 años, al primero que le contó su vocación que la sintió como “algo muy raro” fue a un sacerdote que le dijo que tenga paciencia y a la vez a su compañero Martín Gil, actual intendente de Villa María. 

La reacción de su familia ante su vocación

Resaltó cómo lo tomó su familia: “El contexto crítico fue cuando se lo tuve que decir a mis padres, decirles a ellos fue como tomar la decisión ya que estuve un año para hacerlo. En diciembre del año anterior que yo ingresé al seminario, estaba Oscar Piccinini, veía al sacerdote y dije que algún día quería estar ahí. La reacción de mis padres fue que mi papá me apoyó desde el primer momento, con mi mamá fue un proceso porque no quería ser contador. La verdad que seguro no estaba pero es algo que tenía que hacer, tomar esa decisión”.

Se refieren al seminario como “ocho años de noviazgo”, él lo realizó en Capitán Bermúdez cuando eran 45 y hoy son 5 en todo el seminario. “Ha habido un cambio muy fuerte en el tema vocacional, cada año fue como volver a tomar la decisión. Los fines de semana era una experiencia de parroquia que íbamos por otros lados”.

Recibimiento en Marcos Juárez

En cuanto a su llegada a Marcos Juárez: “La familia del cura termina siendo la comunidad porque trato con ella todos los días. Sé por el estilo del padre Oscar que está todo muy ordenado. Marcos Juárez tiene fama de una sociedad pujante, laboriosa y en el ámbito de la fe recién estoy tomando el pulso. A los jóvenes de acá tengo que salir a encontrarlos a la misa van muy poquitos”.

“Jesucristo realmente ha cambiado mi vida. De una vida superficial que yo tenía que pensaba solo en mi, la ropa, las almohadas y me regaló una vida con sentido”. 

“Todavía tengo que conocer cuál es el territorio, la intención es si puedo llegar a todos. Hay gente que me decía que estuve en toda su vida, en todas las fotos de los bautismos”, expresó sobre su despedida de Villa María. 

También estará en nuestra Señora de Luján la capilla de Rosa Mística y en el hospital también. En lo que pueda colaborar va a asistir. “Espero poder cumplir las expectativas”, finalizó José.