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Buenos Aires

La increíble y amarga paradoja: recomendados por Michelin, pero obligados a cerrar

Franca y Sál, dos reconocidos restaurantes porteños, bajaron la persiana por la crisis económica. La gastronomía de alta gama no escapa al difícil contexto argentino.

12-07-2025

La noticia sacudió al mundo gourmet: Franca – Fuego y Vino (Villa Crespo) y Sál (Palermo), dos restaurantes porteños destacados por la prestigiosa Guía Michelin, anunciaron su cierre. A pesar del reconocimiento internacional, la crisis económica local fue más fuerte que los logros.

Franca, del chef Julio Báez, había sido recomendado por Michelin en 2024 y 2025. Pese a implementar todo tipo de estrategias –desde extender horarios hasta bajar precios–, no logró sostenerse. “Franca nació para ser más que un restaurante. Hoy la realidad económica nos obliga a decir adiós”, escribió Báez, conmovido, en sus redes.

Lo mismo ocurrió con Sál, del chef Nicolás Díaz Martini, un proyecto que proponía una experiencia nórdica única. “Sál significa alma en islandés. Hoy cerramos porque no podemos sostenerlo”, comunicaron.

Ambos cierres reflejan una cruda paradoja: ni la excelencia gastronómica ni el respaldo de una guía internacional como Michelin fueron suficientes ante los embates de la inflación, la baja del consumo y el aumento de costos.

Como si fuera poco, también se confirmó el cierre del restaurante mexicano Ya Cabrón, en Palermo, tras casi cinco años de actividad. “Con tristeza, pero con gratitud, sentimos que es momento de cerrar esta etapa”, expresaron sus dueños.

El fenómeno revela una tendencia creciente: la gastronomía argentina, incluso en sus niveles más altos, lucha por sobrevivir en un contexto cada vez más complejo.

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